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Principio de ética

Las personas, en situación de dependencia o de autonomía relativa, por su condición humana, independientemente de su situación individual, tienen el máximo valor por sí mismas. Los valores éticos han de estar siempre presentes en los cuidados e intervenciones profesionales que se les ofrezcan; y deben promover la privacidad, la intimidad, la dignidad, el respeto a la diferencia y a la libertad personal.

Principio de competencia y autonomía

Los residentes deben ser agentes activos en los procesos de intervención, y para ello es importante que se promocionen los comportamientos autónomos y su bienestar subjetivo; y que las programaciones de la Casa de Misericordia se lleven a cabo desde la diversidad en las necesidades individuales.

Principio de participación

Cada residente, como individuo, tiene derecho a estar presente en la toma de decisiones que afecten al desarrollo de su vida. La Casa de Misericordia promoverá la participación de la persona en situación de dependencia, su familia y los profesionales en la vida del centro.

Principio de integridad y de especialización

La atención asistencial y cuidados profesionales se prestarán en la Casa de Misericordia desde un enfoque interdisciplinar y especializado de la intervención, procurando las actuaciones coordinadas y apoyos adecuados que garanticen la continuidad de la atención a los residentes.

Principio de individualidad

La Casa de Misericordia procurará ofrecer una atención flexible y personalizada, adaptada a las necesidades específicas del residente y su familia.

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